Desafiando la norma: el lenguaje inclusivo y su perspectiva sociopolítica

Por: Silvia Falorni

Fuente imagen:  Pixabay. “¿Y qué es la ginopia? García Prince (2004, s/p) la define “miopía o ceguera a lo femenino”, “el no ver a las mujeres, el no percibir su existencia ni sus obras”; se trata de una omisión naturalizada e inconsciente que se repite en muchas prácticas sociales, entre las cuales está el lenguaje.”

“Compañerxs”, “amig@s”, “elle”: seguramente entre las lectoras y lectores habrá alguien que en algún momento de la vida se ha encontrado con estas nuevas formas lingüísticas. ¿Y qué pensaron, querides lectores, en ese momento? Podría adivinar que, en el mejor de los casos, les habrán echado la culpa a los jóvenes que cada día salen con sus novedades estrafalarias. En el mejor de los casos, digo, porque si ahora mismo entran a YouTube y buscan “lenguaje inclusivo”, o “lenguaje no sexista”, verán que en los comentarios en cualquiera de los muchos videos en los que se defienden estos usos de la lengua, se puede encontrar una exhibición ejemplar de amenazas, insultos, opiniones machistas y sentencias de las personas que, Del Valle (2017b, s/p), define irónica y acertadamente como “guardianes de la lengua”.

Cuando hablamos de lenguaje inclusivo de género o lenguaje no sexista, nos referimos a todas esas formas lingüísticas, cambios léxicos y gramaticales, a los que se recurre para evitar el sexismo en la lengua (…).

Pero en verdad, ¿qué es el lenguaje inclusivo? y ¿por qué suscita tanta rabia en las personas? ¿No habrá una forma provechosa de abordar este debate que no incluya deseos de muertes dolorosas entre las partes? La respuesta a la última pregunta es sí, la hay, por lo tanto trataré de responder las otras dos en los párrafos que siguen.

Cuando hablamos de lenguaje inclusivo de género o lenguaje no sexista, nos referimos a todas esas formas lingüísticas, cambios léxicos y gramaticales, a los que se recurre para evitar el sexismo en la lengua; es decir, evitar la reproducción de estereotipos androcéntricos y sexistas por medio del lenguaje. Además, por un lado, se buscan formas de incluir en el discurso a todas las personas que no se identifican con los géneros binarios, y por el otro, se quiere visibilizar a las mujeres: evitar la ginopia en el lenguaje. ¿Y qué es la ginopia? García Prince (2004, s/p) la define “miopía o ceguera a lo femenino”, “el no ver a las mujeres, el no percibir su existencia ni sus obras”; se trata de una omisión naturalizada e inconsciente que se repite en muchas prácticas sociales, entre las cuales está el lenguaje.

 Tal omisión se manifiesta en muchísimos idiomas, entre los cuales, por ejemplo, el español, el italiano, el francés, y otras lenguas hijas del llamado protoindoeuropeo, la “proto-lengua” hablada por los Kurganes entre el V y el III siglo A.C., abuela de las lenguas modernas indoeuropeas (Gimbutas, 2014). 

La causa se halla en el llamado «masculino genérico», o «no marcado», a saber, el uso de la forma masculina de las palabras para incluir hombres y mujeres, mientras que el femenino se considera el género gramatical «marcado». Un ejemplo práctico: en la frase «todos los académicos están de acuerdo», «todos los académicos» puede referirse tanto a hombres como a mujeres aunque el género gramatical sea el masculino. Existen hipótesis que afirman que este uso puede haber llegado a fosilizarse como resultado de la estructura típicamente patriarcal de la sociedad  primitiva protoindoeuropea que se fue imponiendo en el territorio de la “Vieja Europa”. Mientras anteriormente el territorio europeo se veía regido por un sistema más bien matriarcal (Villar, 1996), desde la llegada de estas nuevas poblaciones los hombres han tenido o se han arrogado el derecho a representar a los seres humanos en su totalidad (Bengoechea, 2019). 

Por otra parte, también existe la teoría de que el origen del masculino genérico no sería patriarcal, en tanto que, siempre en el protoindoeuropeo, en un primer momento hubo distinción entre seres animados y seres inanimados, y en un segundo momento surgió la distinción masculino-femenino dentro del género para los seres animados para visibilizar las hembras en los animales. ¿Pero es esto suficiente para afirmar que el masculino genérico no es sexista en la sociedad de hoy?

Sin embargo, mientras el lenguaje políticamente correcto trata de ocultar lo que puede producir ofensa o daño a alguien, el intento del lenguaje inclusivo es totalmente lo contrario: ‘visibilizar la presencia femenina, sus logros, sus experiencias y su manera de estar en el mundo’ (Bengoechea, 2019, s/p).

De manera similar, las comunidades LGBTIQA+ defienden los usos inclusivos, ya que el sistema lingüístico actual se basa en una concepción binaria de la identidad de género. El objetivo del lenguaje no binario es “lograr un lenguaje que represente a personas de todos los géneros y, a la vez, señalar el rechazo a la interpretación dicotómica que equipara identidad de género y sexo biológico” (Salerno, 2019,p.113).

Perspectivas en torno a las estrategias inclusivas

Entre las propuestas para promover el uso no sexista del lenguaje se han planteado varias estrategias, de las cuales algunas ya han tomado su lugar en la sociedad, mientras otras se han visto fuertemente rechazadas. Dos ejemplos importantes son el desdoblamiento y la elección del léxico genérico (por ejemplo: «niñas y niños» o «ciudadanía»): quizás se habrán percatado de que tales usos son cada vez más frecuentes, especialmente en discursos políticos, publicidad y letreros. Otras estrategias, en cambio, apuntan a la modificación de la flexión del masculino genérico con símbolos como “x”, “@”, “*” o la letra “e”, como se mencionó al inicio, y son los que más hacen calentar las cabezas. En todo caso, mientras la mayoría de las personas parece estar de acuerdo respecto al sexismo presente en el lenguaje bajo aspectos primariamente léxicos (por ejemplo, el hecho de que un “zorro” es nada más que un inocente animal, mientras todos conocemos el significado de “zorra”), los temas de la omisión de lo femenino y la crítica a la dicotomía de los géneros en el lenguaje suelen ser muy debatidos. Muchas personas defienden el masculino genérico como neutral y asocian los usos inclusivos del lenguaje con la corrección política (Bengoechea, 2019). Sin embargo, mientras el lenguaje políticamente correcto trata de ocultar lo que puede producir ofensa o daño a alguien, el intento del lenguaje inclusivo es totalmente lo contrario: “visibilizar la presencia femenina, sus logros, sus experiencias y su manera de estar en el mundo” (Bengoechea, 2019, s/p).

En suma, al hablar, nos posicionamos y relacionamos con el universo social, y de esta forma la ‘alteración de la norma no se explica como ignorancia gramatical sino como visibilización de una posición social y como potencial construcción y manifestación de sujetos políticos’ (Del Valle, 2018, p. 15).

Entre los que se han expresado enfáticamente en contra del lenguaje inclusivo, encontramos a la Real Academia Española, que en más de un informe, por ejemplo Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer (Bosque, 2012), ha defendido el uso del masculino genérico insistiendo en la ausencia de alternativas y apelando a que son innecesarios los usos inclusivos, a la neutralidad de la gramática y a la imposibilidad de luchas en contra de la desigualdad por medio de la lengua (Becker, 2019). Si bien en algunos casos hay intentos de acercamiento y apertura hacia este tema, como el ciclo de conferencias organizado en 2020 por la Academia Chilena de la Lengua y publicado en la forma de libro “Sexo, género, y gramática. Ideas sobre el lenguaje inclusivo”, estos intentos no incluyen en el diálogo a quienes son protagonistas de los reclamos para un lenguaje no sexista, y continúan expresándose en un lugar jerárquico y normativo (Falorni y Obreque,  en prensa).

Fuente imagen:Pixabay. “Muchas personas defienden el masculino genérico como neutral y asocian los usos inclusivos del lenguaje con la corrección política (Bengoechea, 2019).”

“Muchos” lingüístas y especialistas de la lengua han argumentado que “el uso del masculino inclusivo no es el causante de la invisibilización de las mujeres en el discurso y que su evitación es innecesaria, además de gramaticalmente inconsistente” (Mendívil Giró, 2020). Sin embargo, ¿qué tan cierto será esto de la neutralidad de la gramática? A este propósito cabe mencionar dos conceptos que Pierre Bourdieu llamaba “mercado lingüístico” y “poder simbólico”. 

Según el sociólogo, las palabras se inscriben en discursos intercambiados en un contexto donde su valor se define en relación con otras palabras (Bourdieu, 2020). La estructura social se refleja, entonces, en un mercado lingüístico en el que son las condiciones sociales de producción de los discursos las que determinan las reglas del juego: por medio de los intercambios lingüísticos se establecen relaciones de poder simbólico dependientes de quienes los emiten, donde con “poder simbólico” nos referimos al poder de “constituir lo dado por la enunciación, de hacer ver y de hacer creer, de confirmar o de transformar la visión del mundo” (Bourdieu, 2006, p. 71).

Glotopolítica: un enfoque interdisciplinario de evaluación

La aceptabilidad y la valoración de un discurso están, entonces, estrechamente relacionadas con el poder simbólico de las personas que lo producen (Del Valle y Merinho, 2017) y las reglas o regularidades gramaticales no son como son porque la gramática lo exige (Del Valle, 2018), sino que se construyen sobre la base de las condiciones concretas en las que se habla, “reproduciendo o transgrediendo los patrones heredados” (Del Valle, 2018 p. 15). En suma, al hablar, nos posicionamos y relacionamos con el universo social, y de esta forma la “alteración de la norma no se explica como ignorancia gramatical sino como visibilización de una posición social y como potencial construcción y manifestación de sujetos políticos” (Del Valle, 2018, p. 15). También, desde este punto de vista, nos damos cuenta de que la lengua no tiene un valor inherente, sino que su valor lo establece el significado que le atribuye la comunidad de hablantes (Alvarez Mellado, 2021).

Al tomar esta perspectiva nos posicionamos en el nombrado enfoque interdisciplinario “glotopolítico”. El concepto surgió por primera vez en el mundo angloparlante (Hall, 1951), luego tomó su definición actual en Francia, con Marcellesi y Guespin (1986) y finalmente fue aplicado y difundido en Latinoamérica por Elvira de Arnoux (2000), académica de la Universidad de Buenos Aires. Del Valle, seguidor de Arnoux que ha hecho importantes reflexiones en torno a la glotopolítica y el lenguaje inclusivo, la define como “un conjunto de proyectos de investigación y estrategias de reflexión crítica aliados en torno al deseo de examinar las zonas de la vida social en que se manifiesta la imbricación entre el lenguaje y la política” (2017a, p.17), con el objetivo de “desentrañar las estrategias por medio de las cuales las prácticas lingüísticas o las representaciones de las lenguas son generadoras de desigualdad” (2017b, s/p).

(…) si concebimos el acto de habla como un acto político, ya ni la gramática ni el uso que se hace de ella son inocentes.

Raya para la suma

El enfoque glotopolítico nos permite participar en el debate en torno al lenguaje inclusivo dejando (o tratando de dejar) al lado dos factores que tienen mucha relevancia a la hora de definir nuestra actitud frente al fenómeno: primero, la tendencia a la conservación de las costumbres porque sí, en nombre de la tradición, de la “naturalidad” o de la comodidad; y segundo, como bien explica Del Valle (2018, p. 16) “el deseo político de desacreditar la acción social de la que es parte”. Porque claro, si concebimos el acto de habla como un acto político, ya ni la gramática ni el uso que se hace de ella son inocentes.

Sobre este propósito, me es imposible no mencionar la propuesta de los diputados de Renovación Nacional (RN), en Chile, que apunta a la prohibición del lenguaje inclusivo en los colegios por ser una “ideología perversa del neofeminismo” (Diputados RN quieren prohibir el lenguaje inclusivo en colegios por ser una “ideología perversa”,2021). El objetivo sería impedir que las ideologías contaminen la educación de niños, niñas y adolescentes a través del lenguaje (Diputados RN ingresan proyecto para prohibir lenguaje inclusivo en aprendizaje escolar, 2021). Pero, si se prohíbe el uso del lenguaje inclusivo, ¿acaso no estaremos igualmente “contaminando” la educación de los niños con una ideología? ¿No es la misma prohibición un claro posicionamiento político? ¿Es posible que la educación, y el lenguaje, estén libres de ideología? Althusser (1988) señala como la educación es uno de los aparatos más importantes a través del cual el Estado transmite y reproduce su sistema ideológico.

Fuente imagen: Pixabay. “De manera similar, las comunidades LGBTIQA+ defienden los usos inclusivos, ya que el sistema lingüístico actual se basa en una concepción binaria de la identidad de género.”

Según el autor, es así que se transmite la llamada ideología dominante, es decir, la cosmovisión de la clase dominante, percibida como natural y beneficiosa para todos los grupos sociales. Mi compatriota Gramsci (1975) la llamaba hegemonía cultural, el vecino francés Bourdieu (1986) violencia simbólica. Arnoux y Del Valle (2010) hablan de regímenes de normatividad. En palabras simples, se trata de lo que consideramos normal y natural. Pero, ¿es el lenguaje algo “natural”? Dejaré que las lectoras y lectores hagan sus reflexiones.

En fin, solamente libres de prejuicios, preguntas triviales como: ¿es el lenguaje no sexista gramaticalmente correcto?, ¿cuál de las propuestas triunfará?, y reconociendo que nuestros actos de habla son también actos políticos, nos podremos enfocar en el lenguaje no sexista entendiéndolo como subversión, una práctica que tiene el objetivo de fomentar la discusión acerca de la desigualdad y participar en la eliminación de las costumbres que contribuyen a la producción y perpetuación de la misma. Para citar a Del Valle una última vez: “El cambio social será posible si se remece el lenguaje en su permanente transformación y a la vez, con la misma conciencia política, se alteran prácticas de ejercicio del poder y se subvierten los hábitos de intimidación que instalan la desigualdad en la vida cotidiana.” (2018, p.18-19). Debemos preguntarnos, entonces: ¿qué podemos hacer para ello? Quizás la respuesta pueda ser, para empezar, tomar conciencia de las diferencias y abrirse al diálogo con todos, todas, y todes.

Fuentes de consulta

Althusser, L. (1988). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan. Nueva Visión.

Álvarez Mellado, E. (2021, 31 julio). Lenguaje inclusivo: algunas claves lingüísticas.ElDiario.es https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/lenguaje-inclusivo-claves-linguisticas_129_8021559.html

Arnoux, E. y Del Valle, J. (2010). Las representaciones ideológicas del lenguaje. Discurso glotopolítico y panhispanismo, en Arnoux, E., y Del Valle, J., “Spanish in Context, número especial sobre Ideologías lingüísticas”. John Benjamins.

Bengoechea, M. (2019). Razones de la lingüística feminista para abogar por un lenguaje inclusivo. En M. Bengochea (Directora). El lenguaje inclusivo: un debate en torno a su obligación, necesidad y posibilidades. Simposio llevado a cabo por Centro de Estudios Políticos y Constitucionales en colaboración con Clásicas y Modernas, Madrid.

Bengoechea, M. (2015). Lengua y género. Editorial Síntesis. 

Bourdieu, P. (1986) The forms of capital. En Richardson, J. (ed.). “Handbook of theory for the sociology of education”. Greenwood Publishing Group.

Bourdieu, P. (2006). Intelectuales, política y poder. Eudeba.

García Prince, E. (2004). La inaceptable ginopia de la Coordinadora Democrática es crónica y grave. Recuperado de https://www.analitica.com/opinion/opinion-nacional/la-inaceptable-ginopia-de-la-coordinadora-democratica-es-cronica-y-grave/

Gimbutas, M. (2014). Diosas y dioses de la Vieja Europa. Siruela.

Gramsci, A. (1975). Quaderni del carcere. Einaudi.

Del Valle, J. (2014). Lo político del lenguaje y los límites de la política lingüística panhispánica. Boletín de Filología, 49(2), 87-112.

Del Valle, J. (2007). Glotopolítica, ideología y discurso, categorías para el estudio del estatus simbólico del español, In La lengua ¿Patria común? Ideas e ideologías del español. (p.13-29). Iberoamericana-Vervuert.

Del Valle, J. (2017a). Glotopolítica y teoría del lenguaje: la perspectiva glotopolítica y la normatividad. Anuario de glotopolítica, 1, 17-39

Del Valle, J. (2017b, 12 mayo). De la glotopolítica y la sociolingüística crítica a la racialización del español en los Estados Unidos |. LL. Journal. https://lljournal.commons.gc.cuny.edu/2017/05/12/alvis/

Del Valle, J. (2018). La política de la incomodidad. Notas sobre gramática y lenguaje inclusivo. Anuario de glotopolítica, 2, 13-19.

Del Valle, J., Merinho, V. (2015). Ideologías lingüísticas, Enciclopedia de Lingüística Hispánica / coord. por Javier Gutiérrez Rexach, 2, 622-631.

Diputados RN quieren prohibir el lenguaje inclusivo en colegios por ser una «ideología perversa». (2021, 27 mayo). Cooperativa.cl. https://www.cooperativa.cl/noticias/pais/politica/camara-baja/diputados-rn-quieren-prohibir-el-lenguaje-inclusivo-en-colegios-por-ser/2021-05-27/144040.html

Diputados RN ingresan proyecto para prohibir lenguaje inclusivo en aprendizaje escolar. (2021, 27 mayo).

https://www.t13.cl/noticia/politica/diputados-rn-proyecto-prohibir-lenguaje-inclusivo-aprendizaje-escolar-26-05-2021

Falorni y Obreque, 2022, Sexo, género y gramática: ideologías lingüísticas en torno al lenguaje no-sexista en la Academia Chilena de la Lengua, manuscrito inédito.

Salerno, P. (2019). Lenguaje, genero y los límites de la desigualdad. Tábano, 15, 109-115.

Villar, F. (1996). Los indoeuropeos y los orígenes de Europa. Gredos.

Silvia Falorni

Se tituló en Mediación Lingüística en la Scuola Superiore per Mediatori Linguistici de Pisa en el año 2015, y en el 2018 terminó el magíster en Lingüística y Traducción Literaria en la Universidad de Pisa. Desde entonces, se ha desempeñado como docente de inglés en la Universidad Católica del Maule y ha trabajado como traductora profesional. En particular se ha dedicado a la traducción al italiano de autores chilenos, como Marcelo Matthey, Cynthia Rimsky y Pedro Lemebel. Actualmente, además de seguir traduciendo, es estudiante en el programa de Doctorado en Ciencias Humanas de la Universidad de Talca en Chile.

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Diagramación: Diana Martín, Oswaldo Romero

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